Soy de Vélez-Málaga. Amo Andalucía y su
cultura. Una cosa que hago a menudo es ejercer de embajador cuando me lo
permiten. Siempre estoy hablando a mis amigos de la Axarquía, de sus paisajes,
de su comida, de sus gentes campechanas, de su historia. Desde hace seis años
he estado viviendo fuera de España. He tenido la suerte de viajar y residir en
diferentes países, llegando a conocer una amplia suerte de personas y sus
culturas. Durante todo estos años he experimentado cómo se siente un
extranjero; la soledad, la añoranza de la tierra, lo que menos el rechazo por
tus orígenes y lo que más las dificultades del idioma. Ahora vivo en Berlín,
pero pienso en Vélez todos los días.
Pese a que me hallo lejos de mi hogar,
sigo intensamente la evolución política veleña. Leo cada mañana las noticias de
los Medios locales y atiendo con sumo interés los comentarios de sus vecinos. Y
hay un asunto que me causa mucha indignación: de sus 80 mil habitantes del
municipio, 9.700 han votado a Vox en las generales. Esto es un dato muy
preocupante a mi entender. No sólo por el hecho de haber votado a un partido de
extrema derecha que se jacta de su extremismo, sino que esto demuestra un claro
síntoma de ignorancia o, por consiguiente, consentimiento de sus votantes. No
sé si el motor de ello ha sido el descontento, la precariedad de muchas
familias o la campaña de difamación que éstos 'putrefactos' han empleado en el
último año. Sólo me queda cuestionar si realmente los votantes de Vox de mi
pueblo han sido conscientes de su acción. Me pregunto si ellos saben que la
política de este partido es xenófoba, racista, homófoba, machista y fascista. Y
si por algún caso no supieran lo significan estas palabras, me agradaría
explicarlo punto por punto:
Habéis votado a un partido xenófobo y
racista porque odian a los que vienen de otros lugares más pobres que España y,
especialmente, a los racializados de piel oscura. Han venido derramando en la
opinión público el miedo al inmigrante: que si vienen a quitarnos el trabajo,
que si vienen a violar a las mujeres, que si traen delincuencia y drogas, que
si vienen a copar las ayudas sociales, etc. Haber, se ha demostrado cien veces
ya, y no por rumor público sino con datos oficiales, que esto es un BULO. Ahora
bien, uno de estos votantes podría decir: "¡Pero yo conozco un marroquí al
que le pillaron robando”! Señoras y señores, delincuencia hay en todos los
países, y los que lo cometen pueden ser de otras nacionalidades también, no sólo marroquíes,
sino ingleses, alemanes, holandeses. Los datos de delincuencia, sin
embargo, estiman que más de las tres cuartas partes de los delitos son
cometidos por... ESPAÑOLES. Así que no podemos cargar la culpa de la
precariedad, - porque es la precariedad y la pobreza lo que hace que se impulse
la delincuencia -, a los inmigrantes. En cuanto a los otros puntos, ni los
inmigrantes copan el sistema de salud pública, ni nos quitar el trabajo. Hay
datos de Cáritas, ONG's y el Gobierno. No es tan fácil adquirir una ayuda
social del estado, ni siquiera por tener hijos, porque, en primer lugar, los
recortes del Gobierno en este campo han sido brutales en las últimas décadas y,
segundo, la burocracia y el papeleo procedente de la administración ejerce de tapón,
a veces racista. Y, por último, a los que se creen eso de que vienen a quitarnos
el trabajo les invito a trabajar en los invernaderos de Almería, en los
olivares de Jaén o en las fábricas de envase agrícola, trabajando 12 horas por
un sueldo de risa y, atención, sin asegurar. Les invito además a salir a la
calle a vender a modo de 'top manta', experimentando lo que un inmigrante tiene
que hacer cuando se le niega el derecho y el permiso de trabajo. "¡Fuera,
a vuestro país!", he leído en las Redes, o "Estos moros vienen a
imponer su cultura" cuando se topan con el tema del velo. Podría continuar
con miles de frases racistas que se dicen en la cotidianidad y que muy pocos se
atreven a rectificar o refutar.
El odio que este partido ha inyectado en
la sociedad andaluza es repugnante. Odio a Cataluña y los catalanes,
simplificando este conflicto regionalista en una especie de guerra civil entre
'españoles' y 'antiespañoles'. He llegado a ver en las Redes Sociales
presidentes de Vox quemando banderas de Cataluña y de Barcelona y exponiendo
con total impunidad la bandera del aguilucho; o sea, mostrando a puerta abierta
sus simpatías por el Franquismo. La respuesta de la cúpula del partido fue el
completo silencio, lo que me demuestra el mito del lobo con piel de cordero. El
odio está tan arraigado en sus venas que a muchos de Vox les encantaría fusilar
no solo a catalanes, sino a feministas, gays, rojos y 'progres ofendiditos',
como nos llaman. Lo he leído continuamente en los comentarios de noticias de
periódicos de renombre, ya sea locales o nacionales, sin ocultar sus nombres y
apellidos. Y lo realmente preocupante es que no son unos cuantos 'trolls' en
Internet, sino que esta idea se ha normalizado en el municipio de Vélez como si
se tratara de una idea aceptable y respetable. No, señoras y señores, no es
respetable ni aceptable. Estáis incurriendo en un delito de odio, ni más ni
menos. Como dato os diré que, después de la intervención del secretario general
de vuestro partido en el canal de la Primera para las elecciones del 10N, una
oleada de ataques racistas (a los peyorativamente llamados MENAS y a cualquier
que no fuera blanco) azotó España. ¡No hay derecho a ello!
Después está vuestro absurdo deseo de
cambiar la ley de Violencia de Género y llamarla por otro nombre que no es,
inventando patrañas descaradas y machistas. La violencia de género es
incuestionable a nivel legal: los datos oficiales dicen que es el hombre el que
castiga y asesina a la mujer. Ahora bien, llamar a las feministas 'feminazis',
contar embustes de las falsas acusaciones de esposas a maridos, sacando a
colación esporádicos casos de violencia por parte de la mujer o, lo que es aún
peor, no respetando los silencios por las víctimas en todos los ayuntamientos
donde estáis apoltronados, lo estimo de un agravio imperdonable.
No voy a hablaros de la idea que tienen
en vuestro partido sobre los homosexuales. Que si los retiros para curarlo o
estupideces como achacarlo a un asunto cultural y no biológico. Es de una
ignorancia tan supina que sería como creer que venimos de la bellota
en vez del mono.
Habéis votado a un partido que quiere
que la "cinegética" (como ellos llaman a la cacería, la montería o
las dudosas 'artes' de la caza) sea una asignatura en los centros educativos.
¿Qué tipos de ciudadanos vamos a ser si queréis enseñar a los niños a manejar
un rifle y disparar contra animales indefensos? Por supuesto que la caza es una
actividad (y no una cultura) con mucha tradición; pero es una actividad que
siempre ha estado ligada a los privilegiados, a la antigua nobleza y a los
antiguos caciques de pueblo. ¿Es eso lo que queréis de Andalucía? ¿Retrotraernos
al Antiguo Régimen? ¿O lo que realmente queréis es satisfacer las demandas de
vuestros amigotes terratenientes a los que se les ha prohibió la cacería de
manera indiscriminada?
Habéis votado a un partido que enarbola
la bandera de España y se siente orgulloso de su ejército, cuando vuestro líder
ni siquiera ha hecho el servicio militar obligatorio que le tocaba hacer. A lo
mejor lo más acertado es que lo hiciera ahora para demostrar su fervor
patriótico. No me salto el otro inconveniente del mencionado líder: que ha
cotizado menos que un aprendiz de mecánico recién contratado, viviendo más de
20 años del erario público: un vampiro en toda regla.
No voy a seguir debatiendo vuestros
argumentos de vuestros votos. Sólo os diré una cosa. Estoy casado con una mujer
racializada, soy hijo de un carpintero y una madre a la que el sistema
patriarcal le negó los estudios y la emancipación (R.I.P.), soy especialista en
la represión durante la guerra civil y el Franquismo, tengo 5 libros publicados como
vuestro líder, He viajado y conocido muchos países. He visto la pobreza extrema
en Latinoamérica, y he tenido amigos que ha sufrido la guerra en sus países.
Una vez en Escocia nos llamaron a los españoles con malas palabras y yo les
tendía la mano de la tolerancia.
Con todo esto sólo me queda deciros,
votantes de Vox, que para mí sois víctima de vuestra ignorancia, de vuestra
actitud cerril, de vuestra aburrida e insulsa simpleza. No os odio. No os deseo
nada mala. Me contento con pensar que algún día reflexionaréis sobre lo que
habéis hecho. Y si no, me quedo satisfecho de que al menos hayáis leído hasta
el final.
Feliz lunes, 11 de noviembre de 2019